La igualdad empieza en el hogar
- GV Media
- Mar 4, 2019
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GVM Staff

Desde hace algunos años, a medida que nos aproximamos al Día Internacional de la Mujer, proliferan los artículos y reportajes sobre la desgarradora violencia machista y los desequilibrios que se producen en la esfera pública (brecha salarial, calidad del empleo, presencia en puestos directivos, etc.).
Sin embargo, son contadas las referencias sobre el desequilibrio que ocurre a diario en muchas casas en lo que respecta al reparto de las tareas de la casa y del cuidado de los hijos o de otros dependientes. Y no podemos dejar de preguntarnos: ¿por qué se presta tan poca atención a este desequilibrio? ¡La igualdad debería empezar en casa!

Resulta que entre las mujeres que conviven con un hombre y tienen trabajo remunerado, el 67% de las tareas del hogar recaen sobre ellas mientras solo un 29% recae sobre ellos. Esto es, las mujeres soportan más del doble de estas tareas que su pareja. El restante 4% lo realiza la ayuda remunerada. Y el peso femenino se dispara en tres tareas (superando el 74%): lavar la ropa, planchar y organizar la casa. Cuando hay hijos, la situación no mejora, sino empeora.

Sobre las madres recae, casi en exclusiva: acompañarlos al médico, asistir a reuniones del colegio, levantarse a mitad de la noche y organizar su vida. Situación que es todavía más flagrante si la comparamos con la otra cara de la convivencia, los gastos familiares, en los que la mayoría de las mujeres (el 72%) contribuyen igual o más que los hombres. Y esto, ganando menos que su pareja, por lo de la brecha salarial si trabajan en lo mismo.

Pocas no han analizado que mientras tienen buen trabajo y sus hijos son pequeños, realizan doble jornada. Las mujeres dedican aproximadamente ocho horas al trabajo remunerado y 6.2 al no remunerado (2.8 a la casa y 3.4 a los hijos). En consecuencia, el tiempo que les queda para ellas en la casa se reduce a 1.7 horas al día, lo necesario para atender su higiene personal antes de acostarse (o atender a su pareja). Y como los hijos no hacen vacaciones, acumulan este poco tiempo para ellas, los 365 días del año, un año tras otro, hasta que el pequeño deja de serlo.

Pero como de estos desequilibrios no se suele hablar tanto como de otros, ni tampoco de sus posibles consecuencias sobre nuestra salud, independencia económica o relación de pareja, muchas no son siquiera conscientes del peligro que enfrentan. ¿Cómo van a llegar al trabajo con la misma agilidad física y mental que los hombres? ¿Cuánto tiempo pueden aguantar el esfuerzo que requiere ser igual de productivas que ellos?
Es pues evidente que queda mucho por hacer en el ámbito de los poderes públicos y en las empresas. Pero, por favor, que nadie olvide que la igualdad debería empezar en la intimidad de la pareja.
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